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martes, 28 de diciembre de 2010

Karelia - Sibelius

Fanfare for the Common Man - Emerson, Lake & Palmer

He's Back - John Ottman

The Big Rescue - John Williams

5/101 - Superman Theme

Autor: John Williams
Intérprete: London Symphony Orchestra
Album: Superman Complete Soundtrack
Año: 1978

Indiana Jones and The Raiders of the Lost Ark - John Williams

1. Para empezar (iv)

Primo hermano de la Obertura de Guillermo Tell es el tema de Indiana Jones, cuya primera versión, Raiders of the Lost Ark data de 1981. Desde entonces se convirtió en otra famosa melodía que induce al movimiento, la que también tiene como antecedente en la memoria popular las imágenes que se le asocian. En este caso, las del profesor universitario y arqueólogo llamado Indiana Jones, y que tiene las facciones y apostura de Harrison Ford.

Sin llegar a los enérgicos extremos de la de Rossini, este tema de John Williams no lo hace nada de mal. Su creador también aportó con muchos otros temas que ya son íconos del cine del siglo XX, y que se han mantenido en la memoria colectiva a lo largo de los años (es conveniente recordar que las aventuras de Indiana Jones comenzaron en 1981 y que su último capítulo se estrenó el año 2008).

Entre los haberes del Sr. Williams, además, se cuenta un tema que se incrustó en los oídos del mundo occidental algunos años antes, exactamente en 1978 y que, desde entonces, es sinónimo de libertad, justicia, y el sueño americano; una marcha que, al escucharla, evoca inmediatamente a un tipo de 1,90 metro de estatura, pelo negro y ojos azules, vestido con pijama azul y calzoncillos rojos, que viene de otro planeta y tiene la cara de Christopher Reeve: ni más ni menos que Superman.

La versión completa, que incluye el preludio con el que comienza la película, dura casi cinco minutos, centrando su fuerza en los tonos bajos y en el aumento progresivo del uso de los espacios sonoros. Todos los instrumentos de la orquesta están aquí concentrados en una demostración de fuerza y energía. Mal que mal, es el tema de Superman, y por lo mismo es una de las canciones más conocidas del siglo XX. Pero así y todo, tiene espacio para la tranquilidad, utilizando esquemas del tema de Lois Lane en la película, Can You Read My Mind?, y luego regresando a los bronces a todo lo que dan. Platillos intensos. Más bronces. Y una conclusión a lo grande.

Energía a la vena. Potencia pura. Ideal para iniciar cualquier cosa (desde despertarse en adelante) con energía. Como decía el slogan de la película, creerás que un hombre puede volar. Y en verdad, al volver a ver la película, uno concluye que no sería posible creer que es Superman el que se desplaza por los aires si no fuera con esa precisa música de fondo.

Para los más fanáticos de éste superhéroe, hay otros dos temas que son absolutamente imperdibles: The Big Rescue, donde en casi seis minutos se acompaña su primera aparición pública en la película de 1978, para salvar una emergencia en la que Lois Lane casi se convierte en un decorado en la vereda, y He’s Back, una revisión de la fanfarria original, adecuada para la nueva versión del personaje mostrada en Superman Returns (en la que una de las pocas cosas medianamente rescatables fue la reutilización de la música original de 1978).

También hay música que no viene del mundo de la fantasía, que sirve para hacerse los ánimos necesarios para comenzar. Emerson, Lake & Palmer arreglaron en 1977 la Fanfare for the Common Man de Aaron Copland y la reejecutaron con sintetizadores y bajo, recargándola con fuerza y entusiasmo, armando una canción de nueve minutos cuya introducción fue utilizada largos años como cortina de inicio de la Cabalgata Deportiva Gillette.

Y ya que entramos al mundo de los deportes televisados, estoy seguro que una gran mayoría de los televidentes nacionales están familiarizados con una composición del músico finlandés Jan Sibelius, particularmente el Intermezzo de su Suite Karelia (claro que en una versión bastante acelerada). ¿No? ¿Seguro que no? Una pista: es el tema característico del Area Deportiva de TVN. Esa misma. ¿Ahora sí?

lunes, 27 de diciembre de 2010

4/101 - William Tell Overture, Finale

Intérprete: muchos
Autor: Rossini
Album: muchos
Año: 1829

Misirlou - Dick Dale & his Del-Tones

The Green Hornet - Al Hirt

Flight of the Bumblebee - Rimsky-Korsakov

1. Para empezar (iii)

Ahora bien, si se habla de bronces asociados a la ficción, hay otra canción memorable, un poco más antigua en la memoria colectiva -claro que con una historia mucho más larga- y bastante más acelerada, en la que la trompeta también tiene un lugar preponderante: el tema de la serie de TV Green Hornet.

Esta canción tiene un origen clásico, de autoría de Rimsky-Korsakov, y es originalmente conocida como el Vuelo del Moscardón. Como tal, apareció en la película Shine (1996), en la que Geoffrey Rush encarna a un genial pianista que se vuelve loco buscando la perfección para interpretar a Rachmaninoff. En su encarnación más moderna, una agudísima y rápida trompeta lidera un grupo de distintos bronces y algo de percusión en un tema que, en poco más de dos minutos, no deja indiferente a nadie en la introducción de la serie de TV ya mencionada. Esta canción fue rescatada del limbo catódico por el mismísimo Quentin Tarantino en Kill Bill (2003), que la usó para acompañar el viaje a Tokio de Uma Thurman y su posterior paseo en moto por la ciudad, enfundada en amarillo.

Cómo una misma canción puede ser utilizada en dos películas tan disímiles –una basada en la vida real de un superdotado músico loco y, otra sobre la vida ficticia de una muy competente asesina- con la misma efectividad, es algo que da para pensar, y para dejar en claro que la música clásica permite usos múltiples (razón por la que fue tan utilizada en los seriales radiofónicos y cinematográficos antes de que estos medios comenzaran a producir su propia música incidental).

Pero Green Hornet no fue la primera demostración de que Tarantino tiene una cierta fascinación con los bronces setenteros cargados de energía. En 1994, tomó el mundo por asalto con Pulp Fiction, en cuya apertura sonaba Misirlou: una guitarra endemoniada, un par de gritos, y una trompeta solitaria poniéndole toda la onda del mundo. Por un par de años, este tema fue sinónimo de actitud, y llegó incluso a ser parodiado en Space Jam, la película de Bugs Bunny y… Michael Jordan.

Más “seria”, y con muchísima más historia, hay otra canción que muy pocos conocen por su nombre verdadero: La Obertura de Guillermo Tell. Pero, si se habla de la canción del Llanero Solitario, otro gallo cantará. O quizás no. ¿Alguien se acordará de este personaje en estos días?

Valga, por si las moscas, un pequeño recordatorio de cultura popular: el Llanero Solitario es un personaje de ficción ubicado en el viejo oeste norteamericano. Un jinete enmascarado que, acompañado de su asistente indio (llamado Tonto en el original norteamericano, y Toro en el mercado sudamericano, para evitar segundas lecturas), resuelve los entuertos de esos tiempos. Una suerte de superhéroe a caballo, por así decirlo. Comenzó como un programa en la radio en los ’30, tuvo su salto a los seriales de pantalla grande en los ’40 y luego a la televisión en los ‘50. Se editó en cómics, y a comienzos de los ’80 tuvo un gran largometraje que prentedía revivir al mito en gloria y majestad, al que no le fue demasiado bien. Desde la emisión en radio, se le asoció el último movimiento de la Obertura de Guillermo Tell como su melodía característica.

Volviendo al punto inicial: los últimos tres minutos y poco de dicha Obertura comienzan con una fanfarria que invita a la acción inmediata, con sobreabundancia de bronces y uso –y abuso- de las cuerdas, todo a una velocidad desmesurada. Nada mal para una canción que fue compuesta hace ciento ochenta años. El contrapunto entre los distintos momentos del tema es impresionante. De la suavidad a la energía, y vuelta atrás. Como para que tapar la boca de todos quienes dicen que la música clásica es latera. Imposible, al escucharla, no imaginarse a todos y cada uno de los maestros de la sinfónica respectiva sudando la gota gorda para poder interpretar esta maravilla de la música clásica.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

3/101 Gonna Fly Now

Intérprete: DeEtta Little
Autor: Bill Conti
Album: Rocky Soundtrack
Año: 1976

1. Para empezar (ii)

¿Qué tal algo más sofisticado, con más instrumentos e historia que una canción de comienzos del siglo XXI? A continuación, una canción que pocos, muy pocos, conocen por su nombre original. Pero si se dice la música de Rocky o el tema de Rocky, todos entenderán rápidamente de qué se está hablando. Parte del inconsciente colectivo desde fines de los ’70, esta canción ha aguantado más de 30 años… y sigue en forma.

Película del perdedor-convertido-en-ganador por antonomasia, tanto por su contenido como por la historia detrás de la historia, el cuento del semental italiano representa la encarnación definitiva del sueño americano como a todo el mundo –sobre todo a los gringos- le gusta creer: un don nadie que recibe del alto cielo la oportunidad de su vida. Y la aprovecha. Y de que manera.

Stallone hizo lo mismo. Siendo un don nadie en Hollywood, vendió su idea y su guión, y logró protagonizar una película que lo convirtió en un ícono, en el boxeador del celuloide más famoso de todos los tiempos: Rocky Balboa. No contento con eso, luego instaló otra franquicia en el mercado, Rambo; se casó con una supermodelo alemana; se aventuró en películas familiares y comedias malas; y finalmente volvió a cerrar los ciclos de sus personajes insignia con las películas Rocky Balboa (2006) y John Rambo (2008), demostrando que más que un actor y escritor, es un mito viviente de Hollywood.

El tema de Rocky comienza con un juego de bronces, para luego evolucionar sobre una base funky: percusión, bajo, piano, teclados, algunas cuerdas y un solo de guitarra simple pero efectivo. Con una letra nada compleja, pero con un mensaje claro:

Tryin’ hard now / It’s so hard now / Gonna fly now

(Intentándolo con fuerza ahora / es tan difícil ahora / A volar ahora)

No se necesita decir nada más. Sólo ponerse los audífonos y salir a correr, hacer ejercicio, o hacer frente al desafío que se viene. Con la certeza de que, con el empuje del espíritu de Rocky (o del sueño americano, si se prefiere), ninguna escalera será tan grande como para no poder subirla corriendo, y ningún golpe que recibas podrá dejarte en la lona. Irás siempre por más. Serás luchador. Pelearás por eso en lo que crees. Hasta triunfar.

Si ese discurso no es motivacional, no sé qué pueda serlo.

domingo, 19 de diciembre de 2010

1. Para Empezar (i)

Lo más difícil es el principio, ¿no? Ponerse en movimiento, tomar energía, decidirse a hacerlo. Ir directo hacia adelante. Cada día que pasa, parece que se tiene menos fuerza, que los días se hacen más largos, que “el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, y el amor no lo reflejo como ayer” y todo eso. El cansancio acumulado pasa la cuenta y se siente que no hay manera de comenzar, de hacerlo, de moverse, de lograrlo.

Pero para estas canciones no hay agotamiento que valga. Todas valen para empezar el día, o para acompañar mientras se hace ejercicio y se disfrutan los beneficios de la vida al aire libre sin otro motor que el propio cuerpo. Para trotar, para correr, para pedalear, por último para caminar enérgicamente. Para quemar calorías. Mens sana in corpore sano.

Una opción es comenzar suave, con calma –al menos desde un punto de vista sonoro-, y dejar que la letra haga lo suyo. The Hang Ups y Jump Start (que se podría traducir como “partida de un salto” o “partida rápida”): una canción que habla de sentir, al comenzar el día, un pequeño chispazo, una pequeña diferencia, algo que permitirá que lo que se haga nunca sea motivo de arrepentimiento. Y esa idea ya es suficiente para comenzar.

Y claro, si vas a arrepentirte de algo, que sea de lo que hiciste… pero no de lo que dejaste de hacer. ¿En qué puede ir ese chispazo, esa pequeña diferencia? Quizás en un detalle, en la luz del sol, en una llamada de teléfono a primera hora, en una buena noticia. Pero quizás, simplemente, en creer que hoy puede ser un gran día.

Otra opción es partir rápido, con una risotada, y una inolvidable canción de playa, de los ’60. El único éxito de una banda californiana llamada Surfaris: Wipeout. Un ya clásico solo de batería, una guitarra, y poco más, para crear uno de los primeros temas instrumentales de la historia del rock and roll, que ha sido reinterpretado muchísimas veces y utilizado en innumerables oportunidades en películas y recopilaciones.

Ambas opciones sirven para comenzar. La del pop suave y la del rock and roll, ambas del siglo pasado. Y también sirve la del pop reciente, de la mano de The Black Eyed Peas.

Un par de acordes simples, una secuencia rítmica que parte tranquila y luego se acelera, y un par de voces dando cuenta de que esta noche será una buena, buena noche. Puede parecer poco, pero una vez que empieza el fraseo principal de la canción, en tono más rapeado, toda la tranquilidad queda atrás y la cosa se convierte en una bebida energética en forma de sonido.

La alternancia de las voces, los coros, y las respuestas de unos a otros, dejan la sensación de que esta noche –definitivamente- será una fiesta. Y nada mejor que comenzar pensando que esta noche es “la” noche.

I gotta feeling that tonight’s gonna be a good night / That tonight’s gonna be a good night / That tonight’s gonna be a good good night / Tonight’s the night / Let’s live it up / I got my money / Let’s spend it up / Go out and smash it / Like Oh My God / Jump off that sofa / Let’s get get OFF / I know that we’ll have a ball / If we get down / And go out / And just loose it all / I feel stressed out / I wanna let it go / Lets go way out spaced out / And loosing all control

(Tengo la sensación de que esta noche será una buena noche / De que esta noche será una buena noche / De que esta noche será una buena noche / Esta noche es la noche / Vivámosla / Tengo dinero / Gastémoslo / Salgamos y rompamosla / Diciendo Oh Dios mío / Sal de ese sofá / Despeguemos / Será espectacular / Si bajamos / Y salimos / Y dejamos ir todo / Me siento estresado / Quiero dejarlo ir / Salgamos fuera / Y perdamos el control)"


1. Para empezar

"En este día perfecto, nada se interpone en mi camino"
Hoku, Perfect Day (2001)