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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Una breve introducción (ii)

Los guerreros sabios dicen que hay que saber elegir las batallas.

Yo, sin ser guerrero (ni, mucho menos, sabio), planteo que -si no se puede evitar la batalla- al menos se tiene que manejar el estado de ánimo antes de la misma. ¿Por qué? Porque éste incidirá significativamente en el resultado final de lo que se haga. Andate a jugar un partido de cualquier cosa, sintiendo pena. El resultado dará ídem.

Según la Real Academia de la Lengua Española, el estado de ánimo es la “disposición en que se encuentra alguien, causada por la alegría, la tristeza, el abatimiento, etc.” Es decir: un estado de ánimo es mucho más que una emoción. La emoción es momentánea, instantánea, mientras que el estado de ánimo es de más largo aliento. Es un estado, afectivo o emocional, de larga duración. Este estado de ánimo puede alterarse de diversas maneras. Algunos alteran el suyo comiendo, otros comprando, otros fumando, otros emborrachándose y mejor no sigo extendiéndome a ejemplos que están fuera del marco legal vigente.

Lo malo de estas útiles herramientas para cambiar el estado de ánimo (comida, compras, tabaco, alcohol, etc.) es que:

  • Tienen efectos laterales negativos (engordar, endeudarse, cáncer, cirrosis)
  • Requieren disponer de tiempo y recursos (o al menos de capacidad de endeudamiento, y con los tiempos que corren…
  • Cada vez son más castigadas socialmente (sobre todo para los que fuman)
  • No son instantáneas
La hipótesis base de este texto es que la música es otra herramienta que sirve para manejar tu estado anímico. Escuchar una canción que traiga recuerdos alegres te alegrará. Escuchar una canción cargada de energía te animará. Y así sucesivamente. Escuchar la canción apropiada implicará un cambio en tu estado de ánimo, ergo, el resultado final de la batalla será mejor.

Además, la música tiene una serie de ventajas adicionales: es prácticamente gratuita (más aún en estos tiempos de descarga de canciones desde la red, y por último los CDs originales se consiguen cada vez más baratos), no tiene contraindicaciones (salvo el daño a los oídos producto de usar audífonos al máximo por períodos prolongados de tiempo), y su efecto es inmediato. Es portátil. Está en todos lados. Y no tiene castigo social (salvo, claro, que te motives escuchando Iron Man a todo lo que da tu amplificador a las 2 AM en la víspera de un día laboral).

Así las cosas, este libro revisa una serie de canciones para sentirse bien.

1 comentario:

  1. Victor, comparto la tesis sobre la musica y los estados de animo. Solo una pequeña aclaracion al margen, seria Iron Maiden, o hay algo que me estoy perdiendo.

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