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martes, 8 de febrero de 2011

3. Bonus Track 1: Los Beatles (y vi)

A los Beatles les habría bastado All You Need is Love para entrar en la historia. Pero no, claro, tenían que generar un catálogo entero que se ha seguido tocando hasta hoy en infinitas versiones y variaciones (algunas imposibles de olvidar por las razones incorrectas, como All My Loving en la versión en inglés gallego de Los Manolos, o la brevísima cita a She Loves You en el Himno de los Conductores Imprudentes, de los uruguayos Los Tontos).

Pero All You Need…, esta declaración ideológica, es totalmente insuperable. “Todo lo que necesitas es amor”. Más que una canción, parece un mensaje bíblico o religioso. Un credo. Como dice el personaje de John Travolta en la película Michael: “ya lo dijeron Paul y John, todo lo que necesitas es amor”.

Inicia con bronces, luego un coro casi anémico entonando “love, love, love”, cuerdas clásicas apoyando, dando fuerza y profundidad, y Lennon aporreando el piano. Pero dado que es un grupo rock, necesita guitarra eléctrica, así que se incluye una. Y hacia el final, todo mezclado. Clásico, rock, coros, piano, la gente, palmas, todo sirve. Y, para no renegar del pasado, se suma un lejano “she loves you, yeah, yeah, yeah”. Mal que mal, todo es lo mismo. Amor.

Love, love, love / There’s nothing you can do that can’t be done / Nothing you can sing that can’t be sung / Nothing you can say but you can learn how to play the game / It’s easy / … / All you need is love / All you need is love, love / Love is all you need

(Amor, amor, amor / No hay nada que puedas hacer que no pueda hacerse / Nada que puedas cantar que no pueda cantarse / Nada que puedas decir pero puedes aprender cómo jugar el juego / Es fácil / … / Todo lo que necesitas es amor / Todo lo que necesitas es amor, amor / Amor es todo lo que necesitas)

Pero estos cuatro no le cantaban solamente a la paz y al amor con melodías llamadas a lograr la calma del público. No, señor. También eran capaces de poner potencia detrás de sus voces. De sacar sonidos no obtenidos antes desde guitarras. De generar alaridos que darían paso a toda una tendencia musical de rock duro y metal.

Helter Skelter es un excelente ejemplo de la capacidad de experimentación de los Beatles. Para los estándares de sonido de la época (1967), esta canción es inmisericordemente ruidosa. Una guitarra distorsionada tocada al máximo, percusión intensa, un bajo dando lo mejor de sí, y Paul prácticamente gritando al tope de su garganta. Pero como nada puede durar para siempre, cerca de los tres minutos se acaba. O al menos eso parece. Pero no. Vuelve. Y con la misma fuerza. Todo fuerte.

Hasta que, en definitiva, se acaba. Y, para terminar, Ringo informando: “¡tengo ampollas en los dedos!” Es decir, esto es tan duro que se rompieron las manos haciéndolo. Y claro, de esto nació el hard-rock, el heavy metal y todo lo que vino después. ¿Que una golondrina no hace verano? Correcto… ¿a alguien le suena Revolution? Gracias.

Pero bueno. Suficiente de los cuatro de Liverpool... por el momento. Como dije al comenzar este capítulo, el catálogo de The Beatles da para todos los estados de ánimo, y sirve para todas las situaciones habidas y por haber.

Es más: ya tengo claras las canciones que quiero para el día de mi funeral (obviamente, todas de los Fab Four). Para comenzar el asunto, Hello, Goodbye; para la parte más tristona, Here Comes The Sun (cosa de ir mejorando los ánimos); hacia el cierre, All You Need is Love; y para terminar -era que no- The End. Porque, en definitiva, el amor que recibes... es igual al que entregas.

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